
AMI no es una obra de beneficencia o de caridad, es un trabajo que favorece la dignidad del niño y la familia.
Todo comienza con una visita de la familia a “La Casa de los Niños”, motivada por la curiosidad de los padres en conocer estos ambientes, de los cuales han escuchado hablar a familiares o vecinos o han recibido alguna información o invitación del Equipo de Asistencia Familiar de AMI, en la Comunidad.


Así se abre una oportunidad que da lugar a procesos personales, tanto de niños y niñas como de los adultos.
En Fundación AMI las familias encuentran ambientes de mucha calma, organizados de acuerdo a las necesidades de niños y adultos y siempre con la seguridad de estar juntos. Aún si los padres asisten con más de un niño o niña, hay espacios preparados que facilitan sus relaciones familiares y al mismo tiempo las actividades personales que cada uno necesita.

El trabajo con familias es uno de los más importantes en AMI. Mantenemos con los adultos los mismos principios de atención al niño, no decimos lo que tienen que hacer ni cómo deben hacer y tampoco cómo tienen que vivir. No ejercemos ningún adoctrinamiento. Cada uno se desenvuelve con la seguridad de sus propias decisiones, tomando en cuenta parámetros funcionales que favorecen una convivencia armoniosa. Estamos convencidos que solo así son posibles procesos, descubriendo y siguiendo un interés auténtico.

Nos confirmamos constantemente que si es posible concertar los principios de atención respetuosa y cálida al niño con las costumbres y dinámicas culturales de su hogar y de su Comunidad.
En nuestra experiencia, constatamos que son los mismos niños o niñas que hacen el trabajo de despertar en los adultos de su familia el interés por lo que son capaces de hacer y expresar.
Poco a poco los adultos van descubriendo a sus niños o niñas en la expresión espontánea y respetuosa de sus afectos, en organizarse tanto con materiales como con los tiempos necesarios para sus actividades hasta sentirse satisfechos, en respetar reglas de casa, en fin, en las actitudes que tanto quisiéramos de nuestros niños, con la diferencia de que no son impuestas, sino que saltan como consecuencia lógica del buen trato.
Constatamos que las circunstancias en el hogar van cambiando poco a poco y cada miembro va adquiriendo una presencia respetable. Regularmente las madres y por períodos los padres, elaboran cosas necesarias para enriquecer las condiciones de los niños en el hogar con los materiales que les aporta la Fundación, por ejemplo: sillas, mesas, repisas, cortinas, colchas, manteles, ropa, libros, peluches.
Nuestro Equipo de Asistentes familiares, en las visitas a las familias, ejercen un acompañamiento respetuoso, posicionándonos como recursos y no como guías o autoridades.
Vemos que los adultos de la familia que se atreven a un cambio de actitud, deciden conscientemente respaldar a sus niños y niñas en esta experiencia educativa.
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